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Disfluencia

Día Internacional de toma de conciencia de la Tartamudez: 1 de cada 100 niños, tartamudea

En San Juan hoy se conmemora y harán actividades que permitirán el encuentro entre profesionales que la tratan y padres, docentes y adultos que darán su testimonio. Enterate de qué se trata y cómo participar.

Día Internacional de toma de conciencia de la Tartamudez: 1 de cada 100 niños, tartamudea
martes 22 de octubre de 2019

La tartamudez o disfluencia no es una enfermedad, es una dificultad involuntaria en el dominio de la comunicación oral que se caracteriza por interrupciones. Este 22 de octubre en todo el mundo es el día en el que se toma conciencia sobre esta condición. El objetivo de visibilizar y sensibilizar sobre un problema que presenta una incidencia del 5% de la población mundial, donde la prevalencia es de 1% en adultos y 2,5% de los niños pre-escolares. En San Juan también se realizará esta jornada de toma de conciencia y el 30 de octubre habrá actividades especiales.

Según contó a 0264Noticias, Carolina Salguero, integrante de Fluidez en San Juan,  proyectarán un documental que cuenta cómo lo viven otras personas en el mundo. Será en el IOPPS este 30 de noviembre a las 19.30hs. Una vez finalizada la proyección habrá un espacio de orientación y testimonios de padres, hijos y adultos que atraviestan esta dificultad. 

Se estableció el 22 de octubre de 1998 por la Asociación Internacional de Tartamudos (ISAD) y la Asociación Argentina se distingue a las personas que reconocieron públicamente su disfluencia y cumplieron sus metas, tienen sueños y viven la vida con la disfluencia como una característica más de su persona. Algunos de los destacados fueron Tomas Abraham (filósofo); Luis Farinello (sacerdote); Marcelo Arce (músico); Miriam Lobato (ex Presidente de la AAT); Alejandra Posternak (farmacéutica); Ariel Waintraub (ex Coordinador de Grupos de Ayuda mutua); Eduardo “Wado” De Pedro (diputado).

En esta jornada se busca concientizar sobre el tema además de trabajar para eliminar la discriminación social hacia quienes la presentan, especialmente los más pequeños y en los ámbitos educativos (burlas que puedan padecer dentro del aula); y promover así oportunidades para que logren alcanzar sus objetivos y aspiraciones.

Carolina Salguero, fonoaudióloga, explicó que es una dificultad involuntaria en el dominio de la comunicación oral que se caracteriza por interrupciones.  Y tiene una incidencia mayor en niños que en niñas, esa proporción es de 4 niños por una niña y en general se puede decir que 1 niño cada 100, tartamudea.

Sus características son las repeticiones, el alargamiento de las palabras, las pausas, el silencio que luego puede ser acompañar por tensión corporal.

Su aparición se da a medida que el lengueaje se va fortaleciendo "y lo más importante es que el tratamiento debe ser precoz, antes de que se consoliden las características", explicó Salguero. Esto implica que llevar a los pequeños a un fonoaudiólogo especializado en tartamudez hasta los 7 años que es el tiempo en el que "se puede trabajar un tratamiento que permita revertir esta dificultad que está en el cerebro".

En el caso de que no haya habido tratamiento temprano, adolescentes y adultos también cuentan con una terapia que les permite "aprender un proceso de habla cómoda, la idea es que el adulto acepte lo que le pasa porque es una dificultad que genera mucho prejuicio".

Los docentes son sumamente importantes en el desarrollo del tratamiento porque "el docente tiene que esperar, el tiempo es sumamente importante para el acompañamiento". 

Jorge Luis Borges fue tartamudo y admitió su dificultad públicamente y "no fue una traba para concretar sus sueños", contó a modo de ejemplo Salguero. Además contó que un deportista sanjuanino como Pablo Aguilar superó la dificultad e incluso retando a quienes le auguraron que no podría ser buen profesor de Educación Física ya que la disfluencia no le permitiría el manejo de grupos: "Pablo tiene su propio gimnasio, brilló en el rugby y maneja grupos de deportistas. Por los sueños hay que luchar". 

Si pasamos al plano de los famosos internacional es Nicole Kidman quien contó en una entrevista: "Yo sufrí de tartamudez, y recuerdo a todas las personas diciéndome: 'piensa, organiza lo que quieres decir y luego habla'"; y reconoció que en parte padecerla fue lo que la impulsó a ser actriz.  El cantante Marc Anthony confesó que era tartamudo de pequeño. Era tanta su angustia al quererse comunicar que prefería cantar que hablar. "De allí nació ese respeto que tengo por la música", dijo en una entrevista en la ceremonia de los Billboard Latinos del 2014. 

La bella Marilyn Monroe, ícono de la sexualidad en los 50's y 60's. Se dice que su voz suave y sensual que cautivó a tantos de sus "fans" era su manera de esconder este problema que la perseguía desde la niñez. En terapia, Marilyn aprendió una de las herramientas más importantes para afrontar el trastorno: la importancia de la respiración. Lionel Logue, terapeuta del rey Jorge, fue de los pioneros de éste método de tratamiento. En vez de enfocarse únicamente en el aspecto psicológico, descubrió que la respiración era esencial para relajar las cuerdas vocales y disminuir el tartamudeo.
El actor James Earl Jones, quien le diera vida al personaje de Darth Vader en "Star Wars" y a Mufasa, el padre de Simba, en el Rey León de niño era casi mudo por un tartamudeo severo que le duró casi ocho años. Recuerda las burlas que recibía en la escuela, y atribuye su recuperación a un profesor de inglés que lo introdujo al mundo de la poesía. Otro actor que pasó por la dificultad  es Bruce Willis, quien contó que durante su época de estudiante universitario tuvo que hacer algunas sesiones de terapia del lenguaje porque tartamudeaba. Y aunque aún tiene momentos en los que tartamudea, "lo increíble es que jamás me pasa mientras actúo", asegura Willis.

M. Sosa

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