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DÍA DE LOS VETERANOS Y CAÍDOS EN MALVINAS

Héctor, de estar cerca del campo de batalla a estar cerca del campo de juego

Héctor Naveda participó del conflicto como personal de cuadro en el portaaviones 25 de Mayo. Luego del conflicto armado se convirtió en entrenador de fútbol y ahora dirige en las inferiores de San Martín. Su historia.

Héctor, de estar cerca del campo de batalla a estar cerca del campo de juego
viernes 02 de abril de 2021

El 2 de abril no es un día para celebrar. Ese día en Argentina se conmemora el inicio de la Guerra de Malvinas, en la que Argentina se enfrentó al Reino Unido, con la intención de recuperar las islas.

Pero Héctor Naveda sabe que no es un día más. Es una jornada cargada de recuerdos que traen a la memoria las vivencias de un conflicto bélico que dejó secuelas y heridas que aún no han cicatrizado.

Héctor oficiaba dentro del personal de cuadro en la Marina, como cabo segundo electricista. Antes del estallido del conflicto armado, se encontraba cumpliendo funciones en el Crucero A.R.A General Belgrano, permaneciendo allí desde 1978 hasta 1981.

Cinco meses antes del desembarco de las tropas argentinas en las islas, dejó el crucero para abordar la nave insignia de la Armada, el portaaviones 25 de Mayo y el inicio de la guerra lo encontró allí.

Héctor recuerda los días previos al conflicto.

“Los días previos eran normales. Nosotros no sabíamos nada ni dónde íbamos. Veíamos que embarcaban municiones y víveres pero pensábamos que era una navegación de rutina. A los cinco días recibimos una información por los altoparlantes del barco. Quien hablaba era el comandante y dijo ‘Señores, estamos en guerra. Destino: Malvinas’”, cuenta.

“A partir de ahí cada uno tuvo sensaciones diferentes. Antes de eso dormíamos normalmente, cada uno en su cama, en ropa interior. Pero después, empezamos a dormir vestidos con los zapatos puestos, desatados y el salvavidas muy cerquita”, relató.

Héctor cosechó muchas amistades y camaradería durante su estadía en el crucero general Belgrano. Lazos de amistad que aún perduran en su memoria. La nave fue atacada por un submarino nuclear británico el 2 de mayo de 1982, fuera de la zona de guerra.

El crucero se hundió y 323 de los 1.093 tripulantes que se encontraban allí en ese momento, perdieron la vida. Muchos de los jóvenes soldados eran amigos de Héctor.

“El dolor mío es que me acababa de bajar del Crucero General Belgrano. Ahí perdí a todos mis amigos. Por eso para mí el 2 de abril es todos los días”, sostuvo.

 

Durante los dos meses que duró el conflicto, Naveda no desembarcó en las islas, sino que estuvo frente a ellas cumpliendo labores en el portaaviones. El año pasado, integró el contingente de veteranos que visitó el suelo de Malvinas y las sensaciones a flor de piel, le inundaron el pecho.

“Al principio no quería ir pero después de casi 40 años, volví. Pisé por primera vez la isla. Hice lo que siempre dije que iba hacer que es escuchar la historia de aquellos muchachos que estuvieron 70 días en un pozo y que ellos también escucharan la nuestra. Mi respeto por ellos se hizo aún más grande despupes de escucharlos", dijo Héctor.

"El lugar más duro fue el cementerio de Darwin. Todos tuvimos la misma situación al ver tantas cruces y en mi caso particular, me quebré cuando vi las placas con los nombre de todos los muchachos que fallecieron en el Crucero Belgrano. Ver el nombre de amigos y compañeros míos me pegó mucho”, manifestó.

Pese a estas sensaciones y el recuerdo aún vivo, Héctor afirma que volver al suelo de Malvinas le hizo bien. Le sirvió para cerrar un “par de puertas” pero otras tantas quedan abiertas.

“Yo siempre renegué de los tatuajes y cuando íbamos a ir a Malvinas pregunté su podíamos llevar algo con referencia a las islas pero nos dijeron que no porque es como una provocación hacia los kelpers. Entonces fui y me tatué las Islas Malvinas, el Crucero General Belgrano, un soldado y un avión”, cuenta.

Pero para completar el tatuaje e inmortalizarlo a fuego en su piel, faltaba algo.

“Les contaba a mis amigos que me faltaba una frase que quisiera poner y uno de mis amigos, Aldo Antes, quien el 82 era alférez, piloto de avión, me dijo ‘yo tengo una frase que a mí me pegó’ y es como cuando uno está buscando algo. Buena, a esa frase la estuve buscando durante 38 años”, afirma

La frase reza “Todos dimos algo, algunos lo dieron todo”. Y la grabó en su pierna para poder mostrarlo y llevarlo con orgullo.  

 

Finalizada la guerra, Sergio se abocó a una de sus pasiones: el fútbol. Llegó a San Juan en el 2006 luego de haber trabajado en clubes como Rosario Puerto Belgrano, en la localidad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires y cumplió un destacado paso a lo largo de cuatro temporadas en O’Higgins, un club filial de la institución homónima de Chile.

A su llegada en 2006, Naveda llegó para entrenar a las divisiones inferiores de San Martín. En su primer paso por el club de Concepción dirigió técnicamente a la Quinta, Sexta y Primera Local.

Al finalizar el curso de técnico integró el cuerpo técnico como ayudante de campo de “Pepe” Bravo, en Del Bono, logrando el histórico ascenso al por entonces Argentino B.

Luego pasó a dirigir la primera de Villa Obrera para pasar colaborar como técnico y ayudante en Peñarol.

Pero uno de sus logros más importantes fue haberse convertido en el único técnico campeón argentino en el futbol infanto-juvenil, cuando llevó a lo más alto a la categoría sub 17 a obtener título en la competencia desarrollada en Catamarca.

“Eso para mí, es un orgullo ya que lo logró un veterano de Malvinas”, expresó.

Actualmente, dirige la cuarta local y la cuarta de AFA en San Martín, retornando así al club verdinegro. 

 

Héctor formó una familia y a sus casi 62 años es padre de cuatro hijos y tiene cinco nietos.

“El fútbol ha tapado muchas cosas pero sin el apoyo de mi familia. Mi señora Irene, mi hija Wanda, mis hijos Juan Manuel, Juan Pablo y Juan Ignacio. Tengo cinco nietos hermosos: Tomás, Moro, Mateo, León y Malvina. A ella la bautizaron en honor a mí”, cuenta orgulloso.

Ellos se convirtieron en un pilar fundamental en su vida, acompañándolo a cada paso.

 

Malvinas será una herida que siempre estará ahí, por los jóvenes caídos en combate y por el dolor que tuvieron que atravesar los que volvieron.

“Todos creen que porque hemos regresado estamos bien. Lo que no saben es que nos quedamos allá”, sentencia

Consultado sobre el concepto que mantiene la sociedad actual sobre los veteranos y si considera que la Patria “le debe algo”, Naveda fue contundente.

La Patria no nos tiene que devolver nada. Se hizo lo que se tenía que hacer y se podía estar de acuerdo o no pero había que cumplir órdenes. Acá no hay ganadores o perdedores. Cuando hay una muerte de por medio, somos todos perdedores”, sostuvo.

“Somos seres humanos como cualquiera. No somos mejores ni peores que nadie. Merecemos respeto como cualquier persona”, manifiesta.

Es menéster revalorizar siempre el arrojo y la valentía de aquellos que no tuvieron la misión de servir a la patria. Malvinas siempre será un recuerdo doloroso pero es deber como sociedad nunca olvidar a los jóvenes que pelearon por la bandera y que aún siguen peleando. 

“No somos ex combatientes porque los ex combatientes dejan de pelear. Nosotros somos veteranos porque seguimos luchando a nuestra manera", concluyó Héctor. 

Matías González

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