Femicidio de Yoselí: el asesinato que estremeció a una provincia

Comenzaba el año 2022 en San Juan y las alegrías expectantes por el año que comenzaba se apagaron de inmediato con una noticia que conmocionó a una provincia: una nena de 11 años había sido asesinada en Sarmiento.

Yoselí Rodríguez, de tan solo 11 años, fue encontrada en un descampado a pocos metros de su casa. Tenía signos de violencia, múltiples heridas cortantes y lesiones en sus genitales. El hallazgo sorprendió hasta los propios investigadores por la violencia con la que se perpetró el femicidio.

De inmediato, la familia de la pequeña sospechó de un familiar directo: Juan Carlos Rodríguez, un primo de Yoselí.

Un año nuevo fatídico

Todo comenzó la noche del 31 de diciembre, cuando la pequeña Yoselín se encontraba junto a su familia recibiendo el año nuevo, en su casa del asentamiento ubicado en el cruce de Quiroga y Ruta 40, en el ingreso a Media Agua, en Sarmiento.

Después de la cena, a las 3 de la mañana, la nena le pidió permiso a su madre para quedarse a dormir en la casa de unos tíos, ya que había sido invitada por una prima de la misma edad de ella. La madre accedió y Yoselí se dirigió a las casas de los tíos.

Sin embargo, en un momento de la madrugada, la pequeña desapareció y fue encontrada la mañana siguiente sin vida en un descampado con signos de violencia, la ropa rasgada y con barro en su cabeza.

Las sospechas de la familia sobre el responsable

La desesperación e incertidumbre se apoderaron de la familia que no entendía lo que había sucedido. Fue en medio de todo ese dolor cuando surgió el nombre del principal sospechoso: Juan Carlos Rodríguez, conocido como “El Pelado”.

Este sujeto de 24 años, había estado viviendo en Puerto Madryn, Chubut, pero había regresado a la provincia hace algunas semanas y estaba alojado en la casa de una prima, en un barrio aledaño al asentamiento donde vivía la nena asesinada. 

Las sospechas de la familia de Yoselín recayeron sobre él porque una de las primas lo vio en el mismo descampado donde encontraron el cuerpo sin vida. Según dijo la testigo, lo vio detrás de un árbol “visiblemente borracho y bajó los efectos de las drogas”. De acuerdo lo relatado por la pariente, Rodríguez (más conocido como el pelado) había estado en una fiesta clandestina en un barrio cercano e iba y venía desde esa fiesta a la casa donde se encontraba la pequeña, donde aún se encontraban celebrando la llegada del nuevo año.

Se presume que en un momento de la madrugada, Rodríguez despertó a la menor (ya que estaba durmiendo), le pidió que lo acompañe a un descampado cercano y ahí intentó abusar de ella, a lo que la menor prestó resistencia y luchó por escapar de las violentas intenciones del agresor.

Sin embargo, Rodríguez forzó violentamente a Yoselí golpeándola, abusó sexualmente de ella y la mató a apuñaladas. Luego abandonó el lugar.

Al ver que no regresaba, los familiares de la menor comenzaron a buscarla desesperados hasta que unas primas (de la edad de Yoselín) la encontraron en el descampado. Estaba tirada boca abajo, llena de rasguños y heridas. Además, tenía su ropa interior rota, según relataron.

Cuando la Policía Científica llegó al lugar para retirar el cuerpo constató que la menor recibió once puntazos en el cuello que le habrían causado la muerte.

La detención de Rodríguez

Con el correr de los minutos, las sospechas fueron recayendo sobre “El Pelado” Rodríguez ya que algunos familiares lo vieron con sus ropas manchadas con tierra por lo que las autoridades lo interrogaron de inmediato.

Rodríguez relató que se había ido a bañar por eso estuvo ausente durante algunas horas. Esta versión no convenció a la Policía, que solicitó allanar la vivienda donde se había hospedado el sospechoso y con la confirmación procedieron a realizar las pesquisas, encontrando prendas ensangrentadas y manchadas con barro.

De esta manera, los efectivos arrestaron a Rodríguez y debieron sacarlo custodiados del lugar ya que la familia de Yoselí intentó lincharlo. 

El proceso judicial

El nuevo sistema acusatorio adversarial afrontaba el primer femicidio ocurrido tras la implementación de este nuevo procedimiento penal. Tras el arresto de Rodríguez, todas las miradas estaban puestas en cómo la Justicia trataría el caso bajo un nuevo sistema. 

Tres días después del hecho, minutos antes de las 12 de la mañana, Juan Carlos Rodríguez ingresó a los subsuelos de Tribunales donde compareció ante el juez de Garantías, Alberto Caballero, en la audiencia de formalización en su contra.

En silencio y acompañado por su abogado, optó por no declarar ni responder las preguntas del fiscal y el juez. Sin embargo Fiscalía sostuvo que durante una conversación con un familar confesó el crimen.

“Me la mandé”, le dijo el agresor a ese pariente y luego, ya detenido y camino a la sede policial, se quebró en el auto policial y volvió a afirmar “Me la mandé”, delante de un policía.

En esa ocasión, el juez Caballero, entendiendo que había posible peligro de fuga, le dictó prisión preventiva de un año y el mismo plazo de Investigación Penal Preparatoria.

El juicio 

Finalmente, luego de que se clausurara la etapa de investigación, el 8 de marzo llegó la sentencia en juicio abreviado contra el “Pelado” Rodríguez. Fue una fecha simbólica: el Día de la Mujer, en el cual una de las consignas busca concientizar sobre la urgencia de frenar la violencia contra la mujer y evitar femicidios. 

El tribunal presidido por el juez Alberto Caballero lo condenó a la pena de reclusión perpetua por el delito de homicido triplemente agravado por alevosía, criminis causa y violencia de género, en concurso real con abuso sexual con acceso carnal.

La condena se produjo 66 días después del femicidio de Yoselí, una resolución en tiempo récord a nivel nacional, sentando también un precedente para la Justicia sanjuanina, que emitió la condena más extensa desde su puesta en funcionamiento.

Este año nuevo no será igual para la familia de la menor. Nada curará el dolor de lo ocurrido, ni la impotencia de que la vida de Yoselí haya sido arrebatada por un violento. Pero al menos la condena y el hecho de que el culpable pasará los próximos 35 años en la cárcel, trae un poco de alivio al saber que se hizo justicia.