sábado 20 de abril de 2024
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PANDEMIA

A dos años del día que en que se cerró todo

El 19 de marzo, el presidente Alberto Fernández anunciaba la cuarentena estricta ante la inminente. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

A dos años del día que en que se cerró todo

Si hace poco más de dos años nos hubiesen dicho que nuestra vida iba a cambiar radicalmente, que nos íbamos a tener que encerrar, que íbamos a tener que alejarnos de nuestros seres queridos temporalmente y que el barbijo iba a pasar a ser un accesorio frecuente e indispensable en nuestra vida, no lo hubiéramos creído.

Sin embargo, así sucedió. Desde fines de noviembre de 2019 (el último año normal) nos llegaban noticias desde Asia. Un extraño virus había causado una epidemia en china. Jamás habíamos escuchado el término “coronavirus” y mucho menos teníamos idea de qué se trataba.

El miedo empezó a apoderarse de la gente cuando se supo que el origen de este virus era desconocido. Al principio se le atribuyó a un ciudadano chino que consumió sopa de murciélago (según la creencia de ese entonces, el animal transmisor del virus), luego el blanco de las responsabilidades fue el simpático pangolín e incluso las teorías conspirativas se barajaron como posibilidad, ante los rumores de que el virus fue creado en un laboratorio chino y luego liberado.

Han pasado dos años y el origen del virus aún es materia de estudio e investigación. Lo que si fue un hecho es que ese medio ante lo desconocido del virus se volvió un temor desesperante al comprobarse que el covid-19 (o Sars cov2 cómo se lo bautizó científicamente) podría causar la muerte en pacientes con patologías previas.

En Argentina y particularmente, en San Juan, la gente se mantuvo entre reacia y expectante a la llegada de este virus que comenzó a evolucionar de brote a epidemia, luego a pandemia y finalmente, se esparció por todo el mundo.

Finalmente, a principios de marzo de 2020 se registró el primer caso de covid en Argentina. Con el correr de los días el presidente Alberto Fernández empezó a evaluar aplicar las medidas restrictivas que aplicaron naciones europeas.

La incertidumbre y el miedo se apropiaron de todo un país al tener que acostumbrarse a la idea de no poder salir ni a la esquina, no poder trabajar no poder tener contacto con otras personas por miedo a posibles contagios.

Hasta que finalmente el presidente hizo el anuncio oficial: el 20 de marzo comenzaba la cuarentena estricta en todo el territorio nacional. Todos debían quedarse en casa, excepto los trabajadores denominados “esenciales”, como los del sector de la salud, las fuerzas de seguridad, los supermercados, las farmacias, los medios de comunicación y algunos otros rubros de vital importancia.

La sociedad debió acostumbrarse a estar 24/7 en su casa, desinfectar con alcohol las compras, dejar de saludarse con besos o abrazos para remplazarlo por los codos (o los puños) e higienizarse permanentemente las manos. 

Las calles vacías, el silencio, el escaso tráfico de vehículos se convirtieron en postales que ni el más pesimista se atrevió a vaticinar pero como el dicho “nunca digas nunca” es ley vigente, fuimos espectadores de las imágenes de un país, una provincia, una ciudad y un barrio confinados.

En San Juan, como en todo el país, la palabra protocolo y distanciamiento se hicieron frecuentes en nuestro vocabulario y ya por inercia comenzamos adoptar las medidas de protección personal.

Salir a la calle era sinónimo de desobediencia a la ley y hasta la Policía recorría las calles en busca de aquellos que infringieran la cuarentena. 

Han pasado dos años de eso y con tras olas de covid a cuestas, dos variantes como delta y omicron que fueron de preocupación, alrededor de 145.000 contagios y 1317 fallecimientos en San Juan y más de 9 millones de contagios y más de 124.000 decesos en el país, la situación parece normalizarse otra vez. 

Y se dice "otra vez" porque cuando la situación parecía mejorar allá por mayo de 2021, llegó la segunda ola. Y cuando todo parecía encaminarse nuevamente, en diciembre del año pasado, el covid castigó otra vez con una tercera ola. 

Con el paso del tiempo (proceso de vacunación mediante), las fiestas y celebraciones en casas particulares (que en su momento estuvieron penalizadas y denominadas como “clandestinas) ya están permitidas, la circulación el libre, el distanciamiento y el confinamiento parecen haber quedado atrás. 

Los eventos masivos tales como espectáculos artísticos o deportivos son una realidad que en 2020 hubieran sido impensados.

Pero más allá de que de a poco se va recuperando esa normalidad pre pandemia, hay una sensación general de que todo es diferente. La pandemia, la cuarentena y todo lo que eso significó han influido de alguna u otra manera en nuestra vida cotidiana.

Y para aquellos incrédulos de la pandemia también les debe haber resultado difícil porque si bien se esforzaron por negar la pandemia o ignorar las recomendaciones, su entorno cambió y por ende, su cotidianeidad también.

Científicos y especialistas se ven esperanzados en que esta sea la última ola de covid y que gracias a los planes de vacunación la pandemia sea mitigada para convertirse en endemia al igual que la gripe (ya que el virus aún no desaparecerá).

Dependerá una vez más de nosotros superar ese desafío que implica recuperar de a poco esa normalidad plena tan anhelada siendo conscientes que la pandemia aún no ha terminado pese a haber dado una tregua. Y rogar que no aparezca una nueva variante altamente contagiosa….

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