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Juan Pablo Echagüe, el sanjuanino del viento Zonda y La Pericana

El escritor, periodista y crítico teatral nació un 4 de julio y desde 0264Noticias lo recordamos a través de la memoria tangible, con la casa que habitó y hoy es una biblioteca popular, y también la memoria intangible, esa que dejó en sus escritos.

Juan Pablo Echagüe, el sanjuanino del viento Zonda y La Pericana
sábado 04 de julio de 2020

La presencia de Juan Pablo Echagüe se percibe en el patio de la casa de calle 25 de Mayo entre Alem y Santiago del Estero. Allí funciona la Biblioteca Popular Infantil que lleva el nombre del periodista, crítico teatral y escritor sanjuanino, hijo de Pedro Echagüe y de Epifania de la Barrera.

Un cuatro de julio de 1875 Juan Pablo nació en San Juan y según nos cuenta la encargada de la biblioteca, Mercedes Rivero Prolongo, "jugó en esta casa, que era la casa de los Echagüe, en este patio que daba a a lo que hoy es la calle que lleva el nombre de la familia, aquí jugó junto a sus amigos. En realidad la casa era una gran finca que terminaba a donde está hoy el Parque de Mayo, por eso en todos los cuentos él habla de las fincas, y el canal que pasaba por el fondo de su casa". 

Este hombre, quien fuera el primer premio de literatura argentino, se dedicó a revalorizar leyendas y el San Juan de fines de 1800 y el principio de 1900, y es por eso que la leyenda del viento Zonda que escribió este sanjuanino se revive entre los árboles del patio de la casa y "tal vez allí se les apareció La Pericana", el personaje sanjuanino que también recreó con su pluma, recordando las siestas con amigos.

La emoción se refleja en la voz y el relato de Mercedes, a través de sus palabras es como si pudiésemos imaginar a Juan Pablo en la casa que se derrumbó en el terremoto del ´44. Cuando le preguntamos si imaginaba al escritor viviendo esta pandemia y cuarentena, no lo dudó un segundo: "Sí, me imagino esta casa caída después del ´44, me los imagino a él y a su hermana Daria reconstruyendo la casa y actualizando ese mito del ´44, en donde había que construir y reconstruir. Creo que todavía estamos hechos pero debemos unirnos desde lo intelectual, desde lo geográfico. En esa época ellos fueron un faro y hoy también. Los he conocido como si los conociera", entusiasmada en el relato con ojos nublados.

 

La vivienda fue donada para que allí se montara lo que hoy es: una biblioteca destinada a adolescentes y para niños y niñas. Ese fue el deseo de los Echagüe, que por suerte se vio cumplido ya que cientos de chicos pasaron por el lugar, disfrutaron de escuchar cuentos debajo de los árboles del patio y resignificaron el espacio apropiándoselo.

En el 2015 se reabrió la biblioteca "con esta colección de libros manteniendo la estructura histórtica y museológica, ya que el deseo de Juan Pablo es que fuese una biblioteca infantil y juvenil. El mito de la casa hizo que los chicos se apropien de ella, niños y niñas, siempre preguntan por las personas que allí vivieron porque hay un perfume antiguo y nosotros les contamos que Juan Pablo era un niño al que le gustaba escribir", explicó Mercedes Rivero Prolongo.

En la biblioteca se desarrollan, en tiempos de normalidad, distintos talleres que permiten a los más pequeños descubrir la pasión por la lectura de una manera natural, entre juegos y propuestas artísticas. En épocas de cuarentena por el COVID-19 se adecuaron a la nueva normalidad y a través de la propuesta virtual, se mantienen los talleres y distintas charlas.

 

 

M. Sosa

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