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Para la Justicia el joven que mató a Lucía Rubiño es “indiferente al prójimo”

"No le importó": la escalofriante frase que define el accionar del conductor que atropelló a la adolescente de 16 años. La jueza María Julia Camus procesó al menor por homicidio con dolo eventual. 0264Noticias tuvo acceso a los testimonios y pericias del caso: el joven no auxilió a la víctima y se quedó en el auto sin siquiera verificar su estado.

Para la Justicia el joven que mató a Lucía Rubiño es “indiferente al prójimo”
martes 06 de febrero de 2024

Este sábado se conoció la inédita decisión en el procesamiento del menor que atropelló y terminó con la vida de Lucía Rubiño, de 16 años, el pasado 15 de octubre en el barrio Profesional. El homicidio con dolo eventual implica que “el autor del hecho tuvo la posibilidad de pensar que podía suceder una desgracia y ante tal posibilidad no le importó”. En este caso, las picadas previas al hecho fatal; la marca limpia de las ruedas, sin frenadas; la inacción del adolescente que se quedó en el interior del auto; el no acercarse nunca a mirar qué le había pasado a Lucía, fueron algunos de los elementos que aportaron los testigos y las pericias que María Julia Camus, jueza de Menores, analizó a la hora de tomar una decisión. Esta calificación en la causa implica una pena que deja de ser excarcelable, ya que va de los 5 años y 4 meses a los 12 años y 6 meses de prisión.

0264Noticias tuvo acceso de manera exclusiva a los argumentos que fueron la base para esta decisión, incluidos los testimonios de menores y mayores que intervinieron en el hecho de manera previa y posterior; los datos de los peritos, tanto quienes analizaron el automóvil como de los profesionales médicos que asistieron a Lucía en vida y luego determinaron cómo y por qué murió la adolescente.

Las pruebas que incriminan al conductor: picadas previas, inacción tras el accidente, pericias y testimonios

Para la jueza, hay dolo eventual porque Lucía Rubiño fue “embestida por otro que imprudentemente y conscientemente estaba llevando a cabo un juego de honor conduciendo un vehículo, cuando nos da lo mismo que suceda o no, cuando seguimos en el camino delictivo aún en el caso de que al fin de cuentas se produzca”, escribió la magistrada en su resolución. Para Camus queda demostrado que hay “voluntad racional” de "disparar" una maniobra peligrosa arriba de un vehículo por “puro gusto individual impregnado de indiferencia social y normativa”.

 

Las pruebas y testimonios dan cuenta de que el conductor de 17 años “a pesar de la corta distancia entre un vehículo y otro, hizo arar (NdR derrapar, patinar) su vehículo y aceleró a fondo, sabía que la camioneta Hilux estaba apostada frente a él (...). Como muestra el video (el conductor de la Sandero), quien estaba con pleno conocimiento de su accionar, en ningún momento apretó el freno, en ningún momento trató de esquivar el vehículo opositor y volver a tomar el carril, quien sí tenía espacio para virar y volver al carril correspondiente”.

"Ahí me dice que se llama Lucia, pedía en todo momento que la ayudáramos, que le sacáramos el auto, nos decía que no se quería morir y pedía por su mamá”
Testimonio de una de las primeras policías que llegó al siniestro

Los vecinos del barrio Profesional denunciaron al 911 y sus chats que había varios autos maniobrando a alta velocidad, “picando” en las calles internas. Una de las vecinas incluso envió un video al grupo barrial con imágenes de los vehículos. La camioneta Toyota que participó en los minutos previos al choque estaba desde temprano en la zona. El testimonio de un policía motorizado que asistió a uno de los tantos llamados al 911 con las quejas por las picadas, contó que encontró la camioneta estacionada e investigó si era a la que hacían alusión los vecinos. Al tomar los datos, un joven salió del interior de una casa, que se identificó como Juan Pablo Echegaray, y ante la consulta del policía dijo que él no era el de las picadas, pero que una camioneta similar a la suya “había dejado unos chicos, cuando se retiró del lugar se fue haciendo patinadas”. El adolescente que negó las picadas es, precisamente, quien manejaba la otra camioneta que se ve en los videos. Echegaray es mayor de edad, quedó imputado por el delito de homicidio culposo en el caso y permanece en libertad mientras dure el proceso. 

En tanto que el menor de edad que conducía el Sandero quedó en la mira de la justicia porque “decidió efectuar un juego arriba de su rodado a velocidad por encima de la permitida, asumiendo violar el límite legal de velocidades máximas fijadas, provocando la muerte de una joven, transformó su auto en un arma de notorio poder ofensivo y vulnerante en manos de alguien que previamente hizo caso omiso a los mandatos legales evadiendo reglas y normas a acatar”. Es por eso que la jueza toma este argumento para determinar que no se puede encuadrar esta conducta dentro del homicidio culposo por una imprudencia.                

Sin reacción, el conductor se quedó en el interior del auto

Después de analizar los testimonios de los menores que estuvieron en el momento del fatal siniestro, es que se conoce que el joven que conducía el auto Sandero que impactó contra Lucía, se quedó en el interior del vehículo tras chocar, que incluso del relato de los testigos se desprende que nunca intentó ayudar y tampoco se acercó a ver qué había pasado tras el impacto. Rompieron el vidrio para sacarlo de la camioneta, ya que tampoco sabían si estaba golpeado y por eso no abría.

El testimonio, totalmente quebrado por el llanto de uno de los adolescentes de 16 años que logra esquivar la maniobra del conductor de la Sandero, da cuenta de la inacción del conductor: “...estaba como inconsciente, o sea, lo hablaban y no respondía, así que alguien rompió el vidrio del auto para sacarlo…”, dijo en sede judicial.

Le digo, te pasó con tu hija, porque está consciente. Me tiro en el piso, le sostengo en la cabecita, el celular, le digo Lu, es tu mamá hablale. Le dice Lucía ¨mamá estoy bien, no te preocupes¨. Le dice ¨te amo mamᨨ
Testimonio de una mamá que llegó al lugar del siniestro

Es por eso que Camus decide que “el actuar del (joven acusado de homicidio con dolo eventual) es totalmente indiferente a los valores del prójimo y no merituar la presencia del otro implica -nítidamente- la posesión inicial asumida de un sentimiento antisocial y obviamente, egoísta, sentimiento ante el cual -obviamente- el prójimo no existe ni el derecho tampoco”.

¿Decisión voluntaria de transgredir las normas?

Además, la jueza dice en su escrito que hay una decisión individual e incluso se pregunta si es voluntaria, ya que decidió transgredir las normas de tránsito “¿...solo para correr, picar, jugar?” Y en otro apartado detalla que los distintos análisis determinaron que el joven conductor no había consumido alcohol ni drogas, entonces “nos preguntamos ¿Por qué no frenó? ¿Por qué no esquivó el vehículo que tenía enfrente, para luego seguir por el carril correspondiente? ¿Por qué, con otra maniobra, no se cayó a la cuneta, la cual tenía una profundidad que le permitía clavarse en esta, si de acuerdo a los informes no conducía rápido?”. El conductor de la Sandero contaba con la licencia de conducir desde hacía unos meses, habiendo sorteado el examen teórico-práctico en EMICAR.

 

Los crudos relatos de quienes intentaron socorrer a Lucía

El 15 de octubre a las pasadas las 3.30 de la mañana, Lucía Rubiño de 16 años, es aplastada, literalmente, por un auto conducido por un joven de 17 años que participaba de un “juego” en el que dos vehículos se enfrentaban a alta velocidad. Quien evitaba el choque, era el “perdedor”. Fue en ese momento que la mala maniobra que efectuó el menor a bordo de la Sandero es la que terminó con la vida de Rubiño.

Los testimonios de sus amigas y los padres que primero llegaron al lugar e incluso la primera policía que la socorrió, indican que en principio creían que Lucía tenía quebraduras expuestas en ambas piernas. La joven había quedado aprisionada de la cintura para abajo, estaba entre el auto y la pared.  Todos hablan de un espacio de entre 30 a 50 cms. De los relatos se desprende que había mucha sangre en el lugar.

La chica estaba entre los plásticos del paragolpe delantero del auto Sandero. Se veían quebraduras expuestas, en ambas piernas. Mucha sangre. No lo podíamos mover al auto, porque la víctima quedó abajo del mismo. Por lo que temíamos lastimarla más,” atestiguó el mismo policía motorizado que había estado en el barrio horas antes por las denuncias por picadas. Fue el primero en llegar y pedir por más ayuda.

Una de las primeras mujeres policía que llega al lugar dice en su testimonio: “...veo que es una femenino, que tenía apretado entre el auto y la pared, todo de la cintura para abajo, sus dos piernas, se veía mucha sangre. Veo que estaba consciente la chica entonces doy la vuelta para poder comunicarme con ella, veo que ella se agarraba de la tela verde romboidal que está al costado. Ahí me dice que se llama Lucia, pedía en todo momento que la ayudáramos, que le sacáramos el auto, nos decía que no se quería morir y pedía por su mamá”.

“Cuando llego, lo primero que voy, es a la punta del auto, estaba Lucía, consciente, con las piernas destruidas, estaba totalmente deformada la postura de las piernas”, declaró una de las madres que también estuvo en el barrio tras producirse el impacto. Ella también logró que Lucía hablara por última vez con su mamá, Belén Montilla:Le digo, te pasó con tu hija, porque está consciente. Me tiro en el piso, le sostengo en la cabecita, el celular, le digo Lu, es tu mamá hablale. Le dice Lucía ¨mamá estoy bien, no te preocupes¨. Le dice ¨te amo mamᨨ.

El primer padre que llega al lugar también contó que pudo hablar con Lucía: “No les avises a mis papás”.

El informe médico da cuenta de que prácticamente Lucía tenía la pelvis destruida por el fuerte impacto y en la autopsia se determina que más allá de que hubiesen logrado evitar el sangrado, era imposible el triste desenlace.

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