A un año del rapto de las hermanitas cauceteras

Fueron horas de desesperación e incertidumbre las que mantuvieron en vilo a un departamento y a una provincia luego de que trascendiera de que tres hermanitas menores de edad que vivían junto a su madre en una precaria vivienda en Caucete, desaparecieran sin dejar rastros.

Es que las menores habían quedado al cuidado de un sujeto identificado como (M.O.), más conocido por su sobrenombre, quien mantenía un presunto vínculo de amistas con la madre de las pequeñas. Fue el sábado por la noche en que su madre salió y dejó a M.O. a cargo de sus hijas, hasta que ella regresara.

Lejos de cuidarlas, el sujeto alejó a las nenas de su vivienda y se las llevó sin ninguna explicación aparente. Cuando la madre llegó y observó que sus hijas no estaban, fue hasta la casa de M.O. pero tampoco estaba allí.

El correr de las horas y la falta de noticias preocuparon a la madre de las pequeñas, quien decidió realizar la denuncia ante la Policía. Personal de Comisaría 9na, Grupo GERAS, Grupo Canes, Montada y Bomberos, montaron un gran operativo para dar con las menores.

Afortunadamente, las menores fueron halladas el domingo 7 de julio en horas de la tarde, sanas y salvas, pero abandonadas en medio de la nada, en cercanías del Cerro Pie de Palo. El captor, por otro lado, se había dado a la fuga pero fue detenido horas después y trasladado a sede policial. Pero el caso no terminó allí, sino que detrás del hecho hay un trasfondo más grave.

En primer lugar, las críticas recayeron sobre la madre de las menores por dejar a M.O. a cargo de las niñas. Vecinos de la zona aseguraron que el sujeto “manoseaba” a la mayor de las hermanitas (que al momento de los hechos tenía 8 años). El captor, por su parte manifestó en su arribo a sede policial que “quería a las nenas como si fueran sus hijas”.

Tras la intervención de la Dirección de Niñez y el Tercer Juzgado de Instrucción, la investigación apuntó contra la madre, quien carga con la responsabilidad de criar a sus hijas en un contexto poco adecuado. Es por eso que el juez Guillermo Adárvez ordenó que las menores sean apartadas de su madre y fueran contenidas por profesionales en una residencia del Estado. Luego, fueron llevadas a la casa de un familiar para ejercer la custodia temporal.

Finalmente, el padre de la mayor de la nena obtuvo la custodia legal de su hija y también la guarda de las otras dos hermanitas (mellizas), tras una exhaustiva evaluación de los profesionales responsables de la Dirección de Niñez, que consideró que ese ámbito era adecuado para la crianza de las pequeñas. Desde ese momento, allí permanecen.

En sus reiteradas visitas al Centro ANIVI para declarar, una de las nenas confirmó que era sometida a tocamientos por parte de M.O. agravando más su situación judicial. Con las graves acusaciones en su contra, el hombre fue procesado con prisión preventiva por el delito de abuso sexual y desde entonces pasa sus días en el Servicio Penitenciario Provincial.

La madre, por otro lado, desde un primer momento negó que M.O. haya sometido a las menores a vejaciones pero luego se desdijo y creyó en las declaraciones de sus hijas. De todas formas, también resultó procesada por exhibiciones obscenas.